La epistaxis (nombre médico para el sangrado de la nariz) es muy frecuente en la infancia. De hecho dos de cada tres niños por debajo de los 15 años habrá presentado al menos un episodio a lo largo de sus pocos años de vida, por lo que no es raro que casi a diario algún padre o madre acuda a urgencias o al centro de salud por este motivo.
Y aunque puede ser muy aparatoso ver a un niño sangrar por la nariz, la mayoría de las epistaxis se resuelven sin que tenga que intervenir el pediatra, así que os animamos a leer este texto en el que os explicamos qué debéis hacer cuando a vuestro hijo le empieza a sangrar la nariz y cuándo debéis consultar al pediatra, ya sea porque la hemorragia no se corta o porque le pasa muy frecuentemente.
Si tuviéramos que elegir un agujero del cuerpo humano por el que la gente está acostumbrada a ver salir sangre, sin duda alguna la nariz es el que todos diríamos. De hecho, la epistaxis es algo que hemos visto en alguna ocasión o lo hemos vivido en nuestras propias carnes. Como decíamos en la introducción, este tipo de hemorragia durante la infancia es muy frecuente con un ligero predominio en el sexo masculino y con una edad media a la que suele aparecer el primer sangrado de 7-8 años . De todas formas, por debajo de los 2 años de edad es poco frecuente.
Para que podáis entender por qué puede sangrar la nariz, merece la pena hacer un pequeño recuerdo anatómico de las fosas nasales, cavidades que comunican el exterior de nuestro cuerpo con la faringe y que están tapizadas por una mucosa que está muy vascularizada. De hecho, en la parte más anterior del tabique nasal se localiza el plexo de Keisselbach, lo que vendría a ser como la confluencia de varios vasos sanguíneos que pasan por ahí y que forman una zona pantanosa. En la siguiente foto podéis ver esa zona (marcada en azul).
Como os podéis imaginar, dada su localización y su gran vascularización, esa zona es el origen de cerca del 90% de las hemorragias nasales en la infancia, aunque si nos centramos en cuál es la causa última del sangrado las opciones son múltiples.
La mayoría de sangrados de la nariz son idiopáticos, es decir sin causa médica diagnosticable. En estos casos suelen ser niños que de buenas a primeras se ponen a sangran sin ningún motivo que lo justifique, en general porque esos vasos sanguíneos que hemos comentado se dilatan y, al estar muy superficiales, se rompen permitiendo que la sangre ocupe la fosa nasal y veamos como sale al exterior. Esto es muy habitual ante cambios de temperatura (cuando hace mucho calor).
Por otro lado, aunque menos habituales, estarían las epistaxis secundarias, principalmente por traumatismos locales (un pelotazo, un dedo que busca petróleo en la nariz…), un cuerpo extraño o por una infección local (colonización nasal por la bacteria Staphilococcus aureus).
Dentro de las de causa conocida cabría destacar las que son debidas a alteraciones de la coagulación, ya que el miedo a padecer una de estas enfermedades ante un niño al que le sangra frecuentemente la nariz suele ser el motivo por el que lo padres consultan. Sin embargo, solo el 3% de los niños con epistaxis son debidas a alguna de estas enfermedades, lo que hace que no sea necesario realizar una analítica para descartar una alteración de la coagulación de forma rutinaria.
Independientemente de dónde se localice en el cuerpo humano una hemorragia, lo primero que debemos hacer es comprimir el punto de sangrado. Y si habéis estado atentos a cuál es el punto de sangrado habitual de una epistaxis, pues lo que hay que hacer es muy sencillo: apretar con los dedos, como haciendo una pinza, la nariz para taponar el plexo de Keisselbach. Esto ayudará a que las plaquetas y los factores de coagulación formen el coágulo que finalmente hará que el sangrado se corte.
Es importante que si el sangrado no se corta de inmediato mantengáis la nariz apretada durante al menos 10-20 minutos seguidos. Se que esto os parecerá mucho tiempo, pero si estamos cada pocos segundos mirando a ver si la hemorragia ha desaparecido, no permitimos que se forme el coágulo y es muy probable que la hemorragia tarde más en controlarse de lo que os gustaría. Aunque no creo que sea necesario tenerlo en casa (salvo que a vuestro hijo les sangre mucho la nariz), existen unas pinzas nasales que hacen que no haga falta estar apretando la nariz del niño con las manos. Podéis ver un ejemplo en la foto de abajo.
En el caso de que aparentando la nariz el sangrado persista, a veces hay que hacer un taponamiento anterior, es decir, introducir algo en la nariz para que haga de tapón y detenga el sangrado. De toda la vida esto se ha hecho en casa con un poco de papel higiénico, pero desde el punto de vista médico sería mas interesante hacerlo con una gasa estéril (a poder ser impregnada en vaselina para que sea impermeable y así no absorba la sangre). En el caso de recurrir a un taponamiento anterior de este tipo, se suele recomendar dejarlo puesto durante varias horas para que termine de coagular el punto de sangrado y que al retirarlo no arrastremos el coágulo y se active de nuevo la hemorragia. Aprovechamos este momento para recomendaros que después de un sangrado nasal, es preferible no sonarse la nariz ni hacer lavados nasales durante las siguientes horas, ya que esto también podría arrastrar el coagulo que ha detenido la hemorragia.
En el caso de que el sangrado persista en una cantidad considerable a pesar de apretar la nariz durante más de 20 minutos o después de colocar un taponamiento casero, sería conveniente acudir al médico.
Por otro lado, y aunque hayas odio mil veces que es lo más correcto, es preferible no echar la cabeza hacia atrás mientras nos sangra la nariz. En primer lugar, porque esto no detiene el sangrado, pero sobre todo porque si te colocas en esa posición, la sangre puede ir hacia la parte más posterior de las fosas nasales y de ahí pasar a la garganta, lo que a buen seguro no será nada agradable (nos puede provocar nauseas o dificultarnos más aún la respiración). Así que lo adecuado es colocar la cabeza en posición nuetra.
Una vez que ha finalizado el sangrado conviene plantearse por qué ha podido producirse. Por ejemplo, si nuestro hijo nos dice que se estaba metiendo cosas en la nariz, pues no está de más echarle un vistazo para ver si alguna se ha quedado dentro. O si vemos que tiene muchas costras amarillentas en las entrada de las fosas nasales, ya que esto puede ser signo de la infección local que hemos comentado más arriba. O porque nuestro hijo se ha pegado un porrazo y tiene la nariz torcida, por si se la ha roto, pero ojo, no hace falta ir al pediatra ante una epistaxis autolimitada por un golpe en la cara si la deformidad no es muy evidente.
¿Conoces nuestros libritos infantiles para que los niños aprendan a lavarse las manos y los dientes? Puedes comprarlos aquí.
Solucionado el episodio agudo de sangrado de nariz, lo que hay que plantearse es qué niños debemos estudiar por si debemos hacer algo más que simplemente decirles que tienen que apretarse la nariz cada vez que el niño sangre. Para ello, cuando a un niño le sangra la nariz, sobre todo si es recurrente, debemos hacer una buena historia clínica y una primera exploración física lo más profundamente posible de las fosas nasales (aunque esto suele ser difícil en atención primaria).
Como decíamos más arriba, a muy pocos niños a los que les sangra la nariz será debido a una alteración de la coagulación, por lo que solo realizaremos analítica sanguínea para descartar estas enfermedades en caso de sangrados de larga duración a pesar de una buena compresión (más de 30 minutos), niños menores de dos años, mas de 2-3 episodios a la semana durante varias semanas, sangrados cortos pero muy voluminosos o antecedentes familiares de enfermedades de coagulación.
Descartadas estas enfermedades, en el caso de que al niño le siga sangrando la nariz con relativa frecuencia, le solemos derivar al otorrinolaringólogo. Este especialista podrá realizar una buena exploración con un rinofibroscopio (una pequeña cámara que se introduce en la nariz) para ver de primara mano si existe alguna anomalía local (un cuerpo extraño inadvertido o una tumoración) o quizá un plexo de Keisselbach muy patente.
En estos últimos casos, si realmente el niño sangra con mucha frecuencia (ya sea ante mínimos traumatismos o sin causa aparente), se suele recurrir a la cauterización del plexo de tal forma que al eliminar los vasos sanguíneos de esa zona pantanosa evitaríamos definitivamente el sangrado.
Como habéis podido leer en este post, no es raro que os tengáis que enfrentar a algún sangrado nasal a lo largo de la infancia de vuestros hijos, aunque en la mayoría de los casos no encontremos una causa que justifique el sangrado. Además, la gran parte de estas hemorragias cederán solas o apretando durante unos minutos la parte anterior de la nariz y solo unas pocas requerirán la intervención del médico para solucionarlas. En le caso de sangrados muy abundantes o muy frecuentes puede estar indicado hacer un estudio analítico para valorar la coagulación o acudir al otorrinolaringólogo.
Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O
Si te gusta nuestra forma de escribir, recuerda que tenemos un libro muy completo con explicaciones sencillas y amenas sobre las cuestiones de salud más importantes de la infancia. Podéis adquirirlo en puntos de venta habituales o a través de los siguientes enlaces:
Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:
Tags: epistaxis, nariz, otorrino, otrorrinolaringólogo, sangrado | Almacenado en: Enfermedades
En cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento (UE) 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de abril de 2016 relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos, y Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales le informamos que los datos de carácter personal que nos facilite en este formulario de contacto serán tratados de forma confidencial y quedarán incorporados a la correspondiente actividad de tratamiento titularidad de 20 MINUTOS EDITORA, S.L, con la única finalidad de gestionar los comentarios aportados al blog por Ud. Asimismo, de prestar su consentimiento le enviaremos comunicaciones comerciales electrónicas de productos y servicios propios o de terceros.
No está permitido escribir comentarios por menores de 14 años. Si detectamos el envío de comentario de un usuario menor de esta edad será suprimido, así como sus datos personales.
Algunos datos personales pueden ser objeto de tratamiento a través de la instalación de cookies y de tecnologías de tracking, así como a través de su acceso a esta web desde sus canales en redes sociales. Le rogamos consulte para una más detallada información nuestra Política de Privacidad y nuestra Política de Cookies.
Los datos personales se conservarán indefinidamente hasta que solicite su supresión.
Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión y portabilidad de sus datos, de limitación y oposición a su tratamiento, así como a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en el tratamiento automatizado de sus datos, cuando procedan, ante el responsable citado en la dirección dpo@henneo.com
Le informamos igualmente que puede presentar una reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos, si no está satisfecho con en el ejercicio de sus derechos.
He leído y acepto el tratamiento de mis datos personales con la finalidad informada, el Aviso Legal y Condiciones de Uso y la Política de Privacidad.
Queda prohibida toda reproducción sin permiso escrito de la empresa a los efectos del artículo 32.1, párrafo segundo, de la Ley de Propiedad Intelectual. Asimismo, a los efectos establecidos en el artículo 33.1 de Ley de Propiedad Intelectual, la empresa hace constar la correspondiente reserva de derechos, por sí y por medio de sus redactores o autores.