Mejor ropa de nieve para niños. Unsplash.com
La humanidad, según estudios genéticos, perdió el vello corporal hace un millón de años, aproximadamente. Las herramientas para raspar pieles fueron creadas hace 800 mil años, y las primeras prendas, hace 170 mil. ¿Por qué tanto tiempo entre estas últimas dos fechas? Simplemente porque el primer uso que se dio a esas pieles fue el de dar refugio y no el de vestimenta. Pero entonces llegó la Edad de Hielo y había que cubrir el cuerpo de forma directa. Se puede decir que la invención de la ropa fue la que posibilitó las migraciones hacia las diferentes regiones del mundo.
Está claro que cuanto más cerca del ecuador y del nivel del mar habitaban los humanos, más ligeras eran las prendas para cubrirse. A partir de la aparición del diseño, la ropa dejó de cumplir solo una función práctica y pasó a ser también un símbolo de estatus. Así es que, si nos adentramos en la historia, comprobamos que en el Antiguo Egipto, las personas pertenecientes a los estratos más bajos de la sociedad se vestían solo con taparrabos, mientras que las clases más favorecidas llevaban túnicas o sayos adornados con bordados.
La evolución nos lleva a las antiguas Grecia y Roma, donde ya se diferenciaba la ropa interior de la exterior. Indutus y amictus, en latín. Las bajas temperaturas de invierno obligaron a la creación de prendas ad hoc, como la toga de lana. Justamente, este material fue el que durante siglos se erigió como el más eficiente para aislarnos del frío. Así fue que durante la Edad Media se trató de la materia prima más utilizada para la elaboración de la ropa. La lana siguió siendo protagonista de la ropa invierno hasta la aparición, en el siglo XX, de materiales mejorados gracias a la tecnología. Materiales que no hacen desaparecer a la lana, sino que se suman a ella para que el abanico de posibilidades sea más amplio.
Pero si hablamos de invierno y aire libre, no basta solo con abrigarse, también hay que tener en cuenta la impermeabilidad. Pocas cosas son más divertidas que revolcarse en la nieve o esquiar, pero si no lo hacemos con las prendas adecuadas, la fiebre o el resfriado están prácticamente garantizados. Especial atención hay que tener en la indumentaria de los más pequeños, ya que ellos tienen menor conciencia de cuánto les puede afectar el frío y la humedad. Afortunadamente, el mercado ofrece hoy prendas que están al alcance de casi cualquier bolsillo, sin que por eso se resigne en calidad y en eficiencia contra el frío. Vamos a ayudarte a elegir. A continuación, algunas propuestas para que tus niños puedan disfrutar de la nieve sin preocupación.
Dice el antiguo adagio que hay que vestirse por los pies. Así es que nada mejor que empezar por estas botas de nieve. Tiene revestimiento sintético, suela de caucho de 2 centímetros de altura y cierre sin cordones. Está disponible en varios colores.
Si ya tienes las botas, quizá optes por un todo en uno para el resto del cuerpo. Qué mejor que este conjunto de chaqueta con capucha y pantalón, que además tiene divertidas imágenes espaciales. Fabricado en poliéster con relleno de terciopelo, además de la suave piel sintética de la capucha, que hará que los niños se sientan la mar de bien en medio de la nieve.
No es una novedad que los dedos de manos y pies son las zonas del cuerpo más propensas a sufrir las consecuencias del frío excesivo. Estos guantes no son solo específicos para esquí, también son adecuados para cualquier actividad en la nieve. Son impermeables y a prueba de viento. Y como si esto fuera poco, son aptos para manipular el móvil o la tablet.
Los más pequeños también disfrutan de la nieve. Tanto si quieren correr y saltar sobre ella, como si están dando sus primeros pasos en el esquí. Resistente al agua y al viento con un suave forro de microfelpa en la capucha y en el resto del mono. Incluye la tecnología Omni-Shield, que ayuda a que se mantenga limpio y seco.
¿Y si te pilla la nieve estando en casa y solo tienes que salir al cole o a hacer la compra con tus niños? A no preocuparse. Si no tienes la ropa adecuada, estos protectores te pueden ayudar a salir del paso y proteger a tus niños de la nieve que se puede colar en el calzado. Fabricado en material de dos capas. Equipado con una cinta ajustable debajo del pie para que el protector no se deslice.
Ya están protegidos por fuera, ¿pero y por dentro? Decíamos que los dedos de manos y pies son las zonas del cuerpo que más sufren las bajas temperaturas. Otro viejo adagio reza que lo que abunda no daña, por lo que añadir protección segura debajo de la ropa es una buena idea. 3% elastano, 20% poliamida y 45% poliéster, para que los pies de tus niños estén más aislados aún de las gélidas temperaturas.
Nos faltaba un gorro, cómo no. ¿Y quién se puede resistir a este simpático gorro con doble pompón? Además, se puede usar como pasamontañas para que la cabeza del niño esté protegida del frío de forma integral. Fabricado en material de punto suave con forro polar. Adecuado para niños de entre 2 y 8 años.